#COP30: Paraguay y Argentina se quedan solos en su guerra contra la palabra "género" en negociaciones del clima
"Ni Arabia Saudita se atrevió a tanto". La larga sombra de ONGs antigénero financiadas por petroleras llega a Belém.
Desde Belém do Para, Brasil, en exclusiva.
La participación paraguaya en la 30ma. Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP30) inició esta semana no con intervenciones sobre la necesidad urgente de obtener fondos para hacer frente a olas de calor o raudales cada vez peores.
La representante de la Cancillería objetó el concepto de la palabra “género” en las negociaciones sobre cómo garantizar que tanto las decisiones como políticas del clima tengan en cuenta el impacto desproporcionado en poblaciones debido a la desigualdad de género, impulsando políticas que no repitan estereotipos de género y garanticen la equidad de género en la participación y toma de decisiones al respecto.
Fuentes cercanas a las negociaciones confirmaron de manera independiente cómo la representante de la Cancillería paraguaya, María Teresa Ayala, levantó en soledad la mano en medio de la sesión para pedir “una nota al pie” para aclarar que de acuerdo con la posición del país, “género solo significa masculino y femenino”.
En términos prácticos, la nota al pie no tiene relevancia real para lo que se discute, que es la adopción de un plan de acción más ambicioso que considere, entre otros, una mirada más integral sobre el impacto del clima en poblaciones de por si vulnerables, que incluye a mujeres, niñas y adolescentes.
Lo que si sorprende es un gesto político que ni siquiera fue secundado por algunos de los países más ultraconservadores del mundo, como el régimen taliban de Afganistán, Rusia o Arabia Saudita.
En Paraguay, ellas son las que quedan a cargo de las tareas de cuidado en el hogar, las cuales pueden ser afectadas por raudales que imposibilitan llegar a centros educativos o el impacto de olas de calor en los hijos o adultos mayores que cuidan. También son afectadas de sobremanera por la intoxicación de pesticidas, que puede llevar a abortos esponáneos, y por la expansión de gasolineras.
Estas desigualdades también incluyen, por supuesto, a mujeres trans, muchas de las cuales ejercen el trabajo sexual en ciudades que no están preparadas para fenómenos extremos.
O adolescentes gays, bisexuales y lesbianas, que debido a prejuicios y discriminación tienen menos acceso a trabajos formales y viviendas dignas que les permitan lidiar con el impacto de lluvias extremas o atención médica ante enfermedades como el dengue.
Parte de la delegación del gobierno de Paraguay ante la COP30 que incluye a María Teresa Ayala por el Ministerio de Relaciones Exteriores, el ente que maneja las negociaciones sobre género en la conferencia - © UN Climate Change - Kiara Worth
La alianza de la cruzada anti género con las petroleras
Paraguay ya había realizado un gesto similar en las negociaciones climáticas de junio en Bonn, apoyado por el gobierno argentino de Javier Milei, que en esta ocasión no acompañó posiblemente por la razón de que llevó una delegación tan escueta a la COP30 que no tiene suficientes personas para estar en todas las negociaciones, incluyendo la de género y clima.
Junto a su par argentino, el gobierno de Santiago Peña se ha mostrado cada vez más cercano a desinformantes como la Heritage Foundation, un think tank norteamericano que trabaja de manera cercana con el gobierno de Donald Trump.
La organización es una de las más importantes a nivel mundial en el lobby ultraconservador.
El vínculo de la Heritage Foundation con el lobby de los combustibles fósiles está más que documentado.
La ONG es negacionista del cambio climático y de acuerdo a Climate Investigations recibió al menos 5 millones de dólares entre 1997 y 2015 por parte de la petrolera Exxon, que ya sabía desde los 70s del impacto de sus productos en el clima y decidió ocultar y financiar mentiras al respecto.
La eliminación de cualquier apoyo al clima en los programas de ayuda internacional de Estados Unidos es otra propuesta de la Heritage Foundation incluida en el llamado Project 2025.
El Project 2025 es un documento de 900 páginas creado para ser una guía de las políticas de la administración Trump. Además de limitar y prohibir el acceso a anticonceptivos, eliminar la independencia de organismos de control en el gobierno norteamericano, perseguir a personas LGBTI y deportar a migrantes legales.
También niega el cambio climático y busca el cierre de varios centros científicos y propuso la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París.
Entre otras consecuencias, la salida de Estados Unidos del Acuerdo significa menor posibilidad de que países como Paraguay reciban el dinero que les corresponde para hacer frente al impacto de una crisis climática que no produjeron.
Consenso ya había reportado que Santiago Peña tuvo en 2025 dos reuniones con la Heritage Foundation. Una el 22 de enero, durante una gira en Estados Unidos, y otra en mayo, donde representantes de la ONG se reunieron con todo el gabinete y también con el presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre.
La gira de la Heritage Foundation había iniciado en Argentina con Javier Milei.
La visión ultraconservadora del Heritage Foundation tiene aliados en Paraguay.
Uno de ellos es Gustavo Leite, actual embajador ante Estados Unidos y uno de los ases de la persecución a la sociedad civil opositora en Paraguay que dijo buscaba enfocarse en cambiar la gobernanza del Ministerio del Ambiente.
La posición de Argentina y Paraguay tanto en este como otros temas de la actual conferencia del clima ponen en una incómoda situación a Uruguay, el país que lidera el bloque negociador conjunto.
Organizaciones protestan en la COP30 por mayor apoyo a políticas que incluyan género en la respuesta ante el clima. Fotografía: © UN Climate Change - Zô Guimarães
Al mismo tiempo que los gobiernos de Milei y de Peña realizan una cruzada anti género en los salones de Belém, el gobierno uruguayo acompañaba una declaración firmada por países como Chile, Colombia, Reino Unido, Japón y la Unión Europea en apoyo a la implementación de un plan de acción más ambicioso sobre género y cambio climático.







