Los intereses en el acuerdo de créditos de carbono entre Singapur y Paraguay
El país firma su primer acuerdo bajo el nuevo mercado bilateral de carbono del Acuerdo de París. Qué significa y dónde queda Paracel en el negocio.
Era diciembre de 2023, y en una sala en el segundo piso de la Expo City en Dubái, miembros de la delegación paraguaya intentaban escapar de mis preguntas cuando, en medio de las 84 mil personas que asistieron a la conferencia del clima, pude reconocer un inconfundible acento asunceno.
Dos días después, el 6 de diciembre, el presidente paraguayo Santiago Peña y el ministro principal de Singapur, Teo Chee Hean anunciaron oficialmente “la finalización de las negociaciones sustantivas” para avanzar en 2024 hacia un acuerdo de implementación de compraventa de créditos de carbono.
Este acuerdo y otro con la Emiratos Árabes había sido la razón por la cual a las apuradas y pese a numerosos cuestionamientos, el gobierno había aprobado en menos de un mes una ley de créditos de carbono.
Pero 2024 no pudo ser. En septiembre y pese a una visita del ministro de Industria y Comercio al país asiático, un impasse atascaba la firma.
De acuerdo a una respuesta oficial del gobierno a Consenso, la principal causa era la falta de acuerdo sobre qué tipo de proyectos en Paraguay serían elegibles para que empresas de Singapur eviten pagar el impuesto al carbono en su país.
Era un problema que se avizoraba desde Dubái: en acuerdos de Singapur con otros países, como Papúa y Nueva Guinea, el país asiático ha sido en extremo cauteloso a la hora de dirimir la calidad y el tipo de proyectos del mercado voluntario - como Verra - serán permitidos bajo los acuerdos bilaterales.
Esta disputa no solo era técnica, sino política: dependiendo de lo decidido, podían quedar fuera jugadores como Paracel con sus eucaliptales y Ecosecurities con sus proyectos de agricultura y ganadería “regenerativa”.
Casi dos años después del primer documento firmado en Dubái, este 23 de mayo Paraguay y Singapur finalmente rubricaron el primer acuerdo de compra-venta de créditos de carbono a nivel país.
Conocido como “acuerdo de implementación”, el documento firmado por el ministro del Ambiente Rolando De Barros Barreto y su par Grace Fu con la presencia del presidente Santiago Peña se enmarca dentro del nuevo mercado bilateral bajo el Acuerdo de París, y permitirá en principio a proyectos de Paraguay vender su carbono a empresas de Singapur para que estas eviten pagar impuestos en su país.
También permitirá al país asiático cumplir con sus nuevos compromisos climáticos sin reducir drásticamente su consumo de combustibles fósiles.
El Gobierno de Paraguay describió el acuerdo como “un importante hito en la historia de la gestión ambiental del país” y “la consolidación de Paraguay como actor clave en los mercados internacionales de carbono”.
El acuerdo todavía debe ser ratificado por en el Congreso Nacional - donde el oficialismo tiene una mayoría.
Pero numerosas preguntas quedan pendientes de resolver: por ejemplo, qué proyectos exactamente podrán vender sus créditos de carbono a Singapur, la ausencia de protecciones a comunidades indígenas en la actual ley paraguaya y la situación de Paracel, una de las principales interesadas en el acuerdo.
Guía para comprar indulgencias
Para hacerlo sencillo, un mercado de créditos de carbono funciona así:
Yo tengo un bosque que captura carbono de la atmósfera a través de la fotosíntesis🌳
Calculo esa captura en el tiempo a través de metodologías matemáticas.
Vendo ese carbono calculado a una empresa - por ejemplo, de combustibles fósiles - para que “compense” las emisiones que mandando a la atmósfera.
Como las indulgencias de la Iglesia Católica en su momento, esta compra venta permite a grandes contaminantes cumplir con sus compromisos o evitar pagar impuestos climáticos en sus países - como es el caso de Singapur, que establece un tope a las emisiones de sectores como la industria.
¿Eso significa que cualquier actividad que capture o evite carbono entra en los mercados y este acuerdo?
Para que un proyecto sea puesto a la venta en los mercados de carbono no solo debe demostrar el carbono que captura o evita - lo cual trae toda una discusión acerca de cómo se pueden alterar las matemáticas y hacer un fraude al clima.
También debe demostrar que la existencia de ese bosque o plantación de eucaliptos no es una obligación legal o un proyecto que ya se haya beneficiado de otro tipo de beneficios, como préstamos de bancos multilaterales - el caso de Paracel - beneficios fiscales - como la ley de apoyo a la reforestación - etcétera.
✨A esto se le llama adicionalidad ✨
Como su nombre lo indica, significa que los mercados de carbono en teoría deben apoyar con su dinero esfuerzos adicionales en mitigación al cambio climático.
La ausencia de adicionalidad fue uno de los temas más contenciosos de la ley paraguaya sobre créditos de carbono, apurada bajo la excusa de acuerdos como el que ahora se firmó con Singapur.
Este problema fue subsanado con la reglamentación parcial de la ley en 2025, que también crea una Dirección de Mercados de Carbono dentro del MADES.
Sin embargo, la reglamentación sigue dejando por fuera protecciones de pueblos indígenas ante fraudes climáticos. Este es un medio fundado: en Colombia una comunidad se enteró que se estaba vendiendo el carbono de su bosque sin que les consultaran ni pagaran por ello.
¿Qué está pasando con Paracel?
Los problemas de la ley paraguaya de créditos de carbono fueron advertidos.
El día de su votación, senadores y senadoras de la oposición utilizaron un reportaje mío para señalar la necesidad de extender el análisis de la ley para comprender mejor su impacto.
El senador Patrick Kemper, propulsor del proyecto, no se lo tomó muy bien 😅y en plena sesión del Congreso, estalló en ira contra este humilde periodista del clima.
Un año después, en conjunto con el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística entendimos la razón de su enojo.
Su asesor en la ley era el abogado Rodolfo Vouga Zuccolillo, quien no solo era su cuñado, sino que también era parte del un bufete de abogados que trabajó con proyectos de carbono. También fue miembro del directorio de Paracel.
Este detalle no es menor, porque había sido Paracel quien organizó, en conjunto con Trafigura, la primera reunión de negociaciones entre el gobierno de Paraguay y el de Singapur sobre créditos de carbono.
Ambas empresas tenían intereses allí: Paracel quería vender su proyecto de eucaliptales para créditos de carbono.
Trafigura, que es la principal beneficiaria de contratos públicos en Paraguay ya que se dedica a transportar los combustibles fósiles que el país importa, necesitaba comprar créditos para no pagar el impuesto al carbono en Singapur.
Fue en septiembre de 2023 en Nueva York, donde el entonces CEO de Paracel, Per Oloffson, estuvo con el presidente Santiago Peña. En la foto publicada, se podía ver a Benjamín Chia, negociador principal de mercados de carbono de Singapur. Su presencia no fue publicitada.
Desde entonces, Paracel no tiene muchas buenas noticias.
Su proyecto de carbono fue rechazado por Verra por cuestionamientos, justamente, a su adicionalidad: en específico, el hecho de que la papelera quería vender en los mercados los mismos eucaliptales por los cuales había recibido millones de dólares en un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo.
Y aunque ahora está intentando por segunda vez lograr la aprobación de su proyecto - bajo el argumento que sin el dinero de los mercados los eucaliptales no serían tan rentables como plantar soja o poner vacas - otros problemas económicos y políticos se volvieron más acuciantes.
En su nuevo proyecto ante Verra, Paracel señala que sin dinero de los créditos de carbono, en vez de eucaliptos en la zona habrá soja y ganado.
En mayo, la empresa despidió a más de 40 personas. Varios de los trabajadores se habían mudado de Asunción a Concepción, donde se encuentra la operación.
Tres trabajadores despedidos hablaron con Consenso en condición de anonimato y confirmaron cada uno de manera independiente que, previo a los despidos masivos, en una reunión el CEO Flavio Deganutti afirmó que las tarifas de la administración Trump imposibilitaron que la empresa recibiera las nuevas inversiones que necesita para avanzar con su planta de celulosa.
Los despidos sucedieron al mismo tiempo que Paracel promocionaba en un tour de medios los avances de esa misma obra.
El otro problema es que el gobierno de Peña sigue sin aprobarle a Paracel las auditorías ambientales requeridas, casi dos años después de su presentación.
Es una situación que, de acuerdo con dos ex trabajadores, tiene relación con la disputa política entre el Grupo Zapag - que es uno de los dueños de Paracel - y el Grupo Cartes, que en Concepción tiene a su cementera. Esto también fue reportado por LPO Paraguay.
En la firma del Acuerdo de Implementación entre Singapur y Paraguay, el gobierno invitó a Quadriz, la desarrolladora de créditos de carbono cercana a Atenil (Secta Moon), que tiene dos proyectos en el Chaco paraguayo.
Paracel no estuvo presente.