Gobierno admite que no sabe si gasoducto en el Chaco es factible
Exclusivo: Gobierno de Peña se contradice y ahora dice que no tiene ni trazado ni estudio de factibilidad del gasoducto que propone unir Vaca Muerta con Brasil en el Chaco.
En la versión extendida del Informe Presidencial 2025, el gobierno de Santiago Peña anunció entre sus logros un memorando de entendimiento y avances de conversaciones para construir un gasoducto en el Chaco paraguayo que conecte a los yacimientos argentinos de Vaca Muerta con Brasil.
La iniciativa del gasoducto lleva desde el 2024 conversándose en reuniones bilaterales con Javier Milei y Lula Da Silva, y es uno de los pocos puntos en común entre dos presidentes en las antípodas ideológicas.
En noviembre de 2024, el viceministro de Minas y Energía Mauricio Bejarano incluso expuso por donde iría este gasoducto durante la reunión del G20 donde Paraguay estuvo invitado por Brasil. En teoría seguiría de manera paralela al Corredor Biocéanico. En marzo de 2025, el Ministerio de Obras Públicas presentó el supuesto trazado, que fue promocionado por la ministra Claudia Centurión.
Trazado de la propuesta de gasoducto presentada por Paraguay durante la reunión del G20 en noviembre 2024 - Fuente: Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones
Pero Consenso accedió a un documento oficial donde Viceministerio de Minas y Energía niega que exista un trazado del proyecto de gasoducto e incluso afirma que todavía no existe ni un estudio de factibilidad.
El documento, firmado por el mismísimo viceministro Mauricio Bejarano en fecha 29 de julio de 2025, dice que el gobierno “no cuenta” con un estudio de si el gasoducto en el Chaco es siquiera factible, y que “el Corredor Energético Bioceánico no ingresó a fase de diseño”.
Memorandum sobre el gasoducto en respuesta a consultas de Consenso por parte del gobierno de Santiago Peña.
Detrás del humo: El miedo a que Paraguay se quede sin energía
Como bien explicó la investigadora Sara Seux en su último ensayo, el impulso al gasoducto tiene como argumento el miedo al que el país entre en déficit energético luego de décadas durmiéndose en los laureles de sus hidroeléctricas.
Sin inversión en generación de energía y cada vez mayor presión del consumo debido al aumento de temperaturas extremas y la instalación de proyectos electrointensivos - como criptomineras e hidrógeno - Paraguay comienza a decir adiós a su histórica abundancia renovable.
Esto es sin contar que los estudios disponibles no consideran el impacto real del cambio climático en la producción de energía eléctrica de Paraguay.
El gobierno de Peña juega a varias puntas: piensa en nuevas hidroeléctricas, pasó una ley de renovables no convencionales que permite por primera vez que el sector privado genere energía a través de solares o biomasa y venda a la ANDE (con Paracel como primera beneficiaria de este nuevo régimen). Coquetea además con la energía nuclear y la producción de minerales críticos como el litio.
El gasoducto tiene como principales interesados a los miembros de la Unión Industrial Paraguaya, que en junio de 2025 presentaron “una mirada técnica” al respecto en el Foro Energético Nacional. La UIP tiene como principal vocero comunicacional pro gas al comunicador Enrique Vargas Peña, quien fue el moderador del evento y no tardó en conflagrar toda oposición al gasoducto con intereses globalistas.
Pero la oposición a lo que sería pasar de ser la “Arabia Saudita de la energía renovable” a depender de un combustible fósil en un mundo que debería caminar en la dirección contraria proviene de otros elementos del mundo empresarial.
La Asociación Paraguaya de Energías Renovables (APER) lanzó ya en abril un comunicado pidiendo una “transición energética justa” y afirmando que ”apostar por el gas es hipotecar nuestro futuro ambiental, económico y estratégico”.
Las razones no solo son climáticas, son económicas. Un gasoducto de 1000 kilómetros, como el que en teoría se construiría en el Chaco - aunque ahora el gobierno dice no saber ni por donde va a pasar - significaría millones de dólares en inversiones para depender de Argentina en materia energética.
Es dinero que podría ir en su lugar en parques solares, uno de los sectores de mayor potencial en Paraguay.
La otra pregunta es de dónde vendría el financiamiento. Atado a estrictos compromisos de reducción de déficit fiscal, dentro del gobierno de Peña ya se vieron grietas entre el Ministerio de Economía y el de Obras por la falta de margen para invertir en infraestructura.