🧉Matecito de Domingo #4: Gaslighting
Cómo el título de una obra de teatro hace casi 100 años define lo que empresas y gobiernos están haciéndonos alrededor de la transición energética. Además: Decisión de la CIDH sobre clima y derechos.
Hola, soy Maxi, tu periodista del clima 💫
Te saludo desde Asunción, Paraguay, en el corazón de Sudamérica, y te doy la bienvenida a una nueva edición del Matecito de Domingo, el quincenal de Consenso sobre clima, justicia y desinformación.
El 5 de enero de 1938 se estrenó en Inglaterra una obra del dramaturgo Patrick Hamilton. El argumento era tan simple como siniestro: un hombre decidido en volver loca a su esposa con el objetivo final de robarle.
El nombre de la obra tenía como referencia al momento del día donde se encendían los faroles de Londres: Gaslight, o Luz de Gas.
Poco sabía Hamilton que su obra, llevada a Estados Unidos en 1944 en forma de película, se convertiría no solo en un hit cinematográfico, sino que casi 80 años después en un concepto psicológico y en la palabra del año en 2022.
En psicología, se le llama gaslighting al acto persistente de manipular a otros para que duden de sus percepciones, experiencias o su entendimiento de la realidad.
El concepto ilustra con precisión las estrategias que petroleras y gobiernos promueven al hablar de la transición energética en América Latina y el Caribe.
A medida que la crisis climática provocada por los combustibles fósiles y la deforestación se manifiesta con más fuerza en los bolsillos y cuerpos de la región, se vuelve difícil eludir la responsabilidad del sector y la urgencia de salir de la era fósil.
Es por eso que la desinformación climática ha mutado. Ya no se trata tanto de negar el cambio climático antropogénico, sino de moldear cómo deben lucir las pretenciones políticas para hacerle frente. Es lo que se le denomina discursos retardistas.
Más allá del juego de palabras, impulsar la idea de que el gas fósil es un “combustible de transición” es un gaslighteo feroz.
Y es justamente lo que hizo el presidente paraguayo Santiago Peña en su informe de gestión 2025 al Congreso hace poco más de una semana.
El mismo gobierno que en un tono cringe en inglés describe al país es la “Arabia Saudita de la energía renovable”, ahora propone construir un gasoducto que cruce el Chaco en línea recta para importar gas de Vaca Muerta (Argentina) y trasladarlo hasta Brasil.
De fondo está la carrera para cubrir el déficit de electricidad que el país afrontará en menos de una década. Demasiados aires acondicionados y criptomineras, señalan los números. Y nula inversión en nuevas fuentes de energía desde la última vez que se logró ampliar una de las hidroeléctricas.
Pero como bien explica la investigadora Sara Seux en su último ensayo para Consenso, proponer un gasoducto es proponer cabinas telefónicas en un mundo de smartphones. Una solución del pasado para los problemas del futuro.
El gas fósil quema metano, contamina el aire y creará más conflictos territoriales en una región saqueada por el tanino, la ganadería y ahora el litio. Y nos retiraría el rótulo de país renovable que tanto gobiernos como empresas utilizan todos los días para apalancar préstamos y discursos en bancos y foros del mundo.
Pese a la propuesta oficial de Peña, no todos los satélites que orbitan en su gobierno están alineados a la idea. Empresarios que se emocionaron por su ley de renovables ven ahora apeligrar incentivos a energía solar e incluso eólica. Entusiastas de la energía nuclear hacen números y saben que ante escasos recursos, todo lo que se gastaría en un gasoducto es menos dinero para el reactor que quieren construir.
Lejos de la discusión en las portadas de diarios, un momento crucial de la transición energética de Paraguay se dibuja. En Consenso seguiremos de cerca su trazo, gracias al apoyo de nuestros suscriptores pagos 🥰
🧉Ruido de mate🧉
Esta semana una coalición de oposición propuso a Kattya González como candidata de consenso ante las posibles elecciones anticipadas en Asunción que se convocarían si el actual intendente Óscar Rodriguez es destituído.
La mayoría de nuestros lectores fuera de Paraguay ubicarán a González como la diputada Shakira que se puso a cantar una vez en el estrado parlamentario.
Pero González fue electa en 2023 como senadora, siendo una de las más votadas en el país y en Asunción de acuerdo a un análisis proveído en Twitter por le ingeniero Guillermo Molinas.👇
También fue destituída por una mayoría oficialista a meses de asumir su banca por una nimia irregularidad administrativa. El caso sigue en la Corte Suprema de Justicia.
González tiene el beneplácito de una variada coalición que va desde la derecha hasta la centro izquierda.
Aunque el foco en Asunción es la intervención y las insostenibles deudas, el dolo del dinero que falta ya puso en riesgo la adaptación de una capital ante climas extremos en escuelas.
González o quien sea que asuma deberá afrontar la doble crisis: una ciudad que no tiene plata y tiene calor.
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