Os meninos do agro: trescientos lobistas del agronegocio presentes en la COP30
Análisis de DeSmog y The Guardian con colaboración de Consenso muestra el alcance de la influencia del sector en Belém. Incluye a una miembro de la delegación oficial de Paraguay
Un total de 302 lobistas relacionados al agronegocio participaron oficialmente de la COP30 que prosigue en Belém do Pará, Brasil. Son un 14% más que el año pasado y una proporción similar a la cantidad que asistió hace dos años en Dubái.
Uno de cada cuatro lobistas vino además como parte de la delegación de su país, lo que significa un nivel privilegiado de acceso a las negociaciones.
El cálculo incluye a una miembro de la delegación oficial de Paraguay, Lilian Cabrera, que aparece con acreditaciones oficiales por el país representante a la poderosa Unión de Gremios de la Producción, principal organización de presión de sectores como el sojero en políticas nacionales que van desde censurar investigaciones sobre el impacto de agroquímicos en niños hasta evitar pagar por el agua que extraen de acuíferos y ríos.
Estos son algunos de los hallazgos de una investigación de DeSmog y The Guardian con colaboración de Consenso sobre el alcance de la influencia del agronegocio en la COP30.
“Nuestra investigación muestra cómo el agronegocio está evitando regulaciones, preparado para invertir dinero, tiempo y recursos para repetir en las negociaciones de Naciones Unidas sobre cambio climático que el sector es una solución para el cambio climático” señala Hazel Healy, la editora de DeSmog Reino Unido.
Es además una conferencia marcada por la presencia de la llamada Agrizone, un espacio a 10 minutos del sitio de las negociaciones que funciona como un gran pabellón, organizado por la agencia público privada Embrapa en conjunto con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) auspiciado por Nestlé, Bayer y la CNA, el organismo de lobby del agro brasileño con 29 delegados. La CNA estuvo detrás del intento de eliminar la moratoria de plantación de soja en la Amazonía.
De acuerdo a científicos, la adopción de esta métrica, impulsada con millones de dólares del agronegocio, permitiría al sector incluso vender créditos de carbono sin cambiar su insostenible modo de producción, poniendo en riesgo los objetivos del Acuerdo de París.
Otros grupos impulsores de GWP* presentes en la COP30 son la National Cattlemen’s Beef Association (NCBA), National Farmers Union y el Beef-Lamb New Zealand.
Barones de la soja, carteles ganaderos
Para sorpresa de absolutamente nadie, el país anfitrión, Brasil, fue quien trajo el mayor número de lobistas del agro (26), incluyendo representantes de las exportadoras de carne JBS y MBRF, Nestlé, la firma de pesticidas Syngenta y Pepsico.
Le sigue Indonesia, Japón, Honduras, China y Francia. Noruega trajo 5 miembros de Yara, la mayor empresa de fertilizantes de Europa y una de las financistas junto a la petrolera Chevron de Boomitra - también presente - la startup que vende créditos de carbono de “agricultura regenerativa” en Paraguay.
La escueta delegación de Argentina, por su parte, hizo espacio con acreditaciones oficiales a la Asociación Argentina de Siembra Directa, que impulsa la idea de la soja como medida de captura de carbono.
“Lo que está sucediendo en Belém no es una conferencia del clima sino una negociación de rehenes sobre el futuro del planeta donde quienes están tienen los detonadores - los barones de la soja, los carteles de la ganadería, los vendedores de pesticidas - están sentados en la mesa como partes honestas” dice Raj Patel, autor de Stuffed and Starve: The Hidden Battle for the World Food System.
Si separamos por empresa, la multinacional Bayer trajo la mayor cantidad de lobistas (19) seguida de Danone (10) y JBS (8, incluyendo a su CEO, Gilberto Tomazoni). Tomazoni había adelantado que su empresa disputaría el actual modo de medir el impacto del sector en la COP30.
Aparte están la antes mencionada Nestlé (9) y el gigante agroexportador Cargill y hasta Pepsico y McDonalds.
Si analizamos por sector, tenemos un triple empate entre la industria ganadera, los procesadores de bebidas y alimentos y la creciente industria de los biocombustibles, que potencian hasta los buses que llevan a los periodistas como yo de sus casas a la conferencia. Apenas por detrás están las exportadoras de commodities como la soja, empresas de lácteos, las de pesticidas y las de fertilizantes.
“En la COP30 los lobistas del agronegocio ocuparon un espacio que debería ser para los pueblos del bosque” dice Vandria Borari, lideresa indígena del territorio de Alter do Chao ante los hallazgos.
Para Lidl Nacpil, del Movimiento Asiático sobre Deuda y Desarrollo, está claro que los hallazgos son “una prueba de que la agricultura industrial, el tercer mayor contribuidor de gases de efecto invernadero, ha podido cooptar la convención del clima (...) no es sorpresa que las negociaciones sobre agricultura y alimentos en la COP haya sido reducido a un espacio para hablar”.
Consultado por The Guardian por los hallazgos, un vocero de Bayer dijo que “hemos sido transparentes en nuestro involucramiento en la COP… y apoyamos firmemente acciones para reversar la crisis climática”.
Por su parte, un representante de JBS dijo que “como empresa alimentaria JBS está concentrada en aumentar la productividad de estancias, mejorar la eficiencia y reducir los desechos de alimentos”.
Consultada por Consenso, una representante de Nestlé respondió que “aunque las COPs son conferencias de negociación entre países, sino también un espacio importante de intercambio de conocimiento sobre el cambio climático. (…) Como industria de alimentos, las condiciones de trabajo de productores rurales, el clima, el régimen de lluvias y la fertilidad del suelo son vitales para Nestlé, Por lo tanto es natural que la compañía participe del principal foro mundial de cambio climático.
El CNA y la presidencia de Brasil de COP30 no respondieron a consultas.



